Beethoven. La dirección de orquesta, de Richard Wagner. Fórcola, 2016, Edición de Blas Batamoro.
Con ocasión del primer centenario del nacimiento de Ludwig van Beethoven, Richard Wagner publicó el breve ensayo Beethoven (1870), en el que construye, siguiendo el pensamiento de Schopenhauer e inspirándose en las ideas estéticas de Goethe y Schiller, toda una teoría de la música, esa experiencia que nos fusiona con la totalidad de la naturaleza, acercándonos al infinito, un más allá de la belleza: lo sublime, «algo que nos colma y que excita en nosotros el éxtasis de la consciencia de lo ilimitado». Beethoven, «el modelo de músico», elevó lo estético a la categoría de lo sublime, liberándolo de las antiguas formas convencionales, conquistando así la melodía que su genio, encarnación del espíritu alemán, emancipó de todo influjo a la moda y todo mudable gusto, creando una música «válida para todos los tiempos». Wagner le atribuye haber conseguido un modelo de música sinfónica para formular el canto, con su Novena Sinfonía.
En esta consciencia inmediata [de la música] vemos emerger la unidad de nuestra íntima esencia con el mundo exterior, resplandeciente por encima de todo y a la cual se debe someter toda norma y todo otro arte. […] Es que su desnudo elemento no nos proporciona una visible idea del mundo externo sino la que ha sido hallada en la profundo de la consciencia y, como sabe Schopenhauer, es la inmediata manifestación de la unidad de la voluntad, su unión con la naturaleza. […] Lo que percibe su clarividencia no se puede expresar en ningún otro lenguaje. (Beethoven, ed. cit., p. 46).
Schopenhauer. Pensiero e fortuna, a cura di
Volumen de 288 páginas en el que se investiga la relación de Schopenhauer con otros autores, anteriores y posteriores, resultado del Congreso Internacional de título homónimo.